27.9.07

Edipo Dormido (soledad m.)

La mujer se despierta lentamente y observa el cuerpo que duerme a su lado. Un tímido rayo de luz recorre la cama y las pieles con el movimiento de la vigilia: ilumina de pronto su pubis castaño y sus pezones rosados y aún turgentes, de pronto acaricia los rizos de su amante.
Afuera, el otoño reparte las hojas del olmo en un remolino dorado por el sol. Como las hojas, el cuerpo joven y amado respira profundo y acompasado, perdido en un sueño ajeno. Ella sonríe y dibuja una tetilla con una uña punzó. La mano se desliza lánguida sobre el pecho , se ahueca en vientre , recorre los muslos y enreda el vello del pubis en la concavidad de sus dedos.”Es raro”, piensa,”el amor es la geometría de un cuerpo contra otro”. Y de pronto piensa en sus labios en la boca entreabierta del joven dormido, y en el estrépito de besos y salivas. Recuerda el fragor de los vientres en las batallas del coito.
Ese recuerdo despierta un aleteo en su interior que la estremece de dudas y temor.
Su amor suspira y sonríe en algún sueño trémulo y se voltea.”Nada es más perfecto que esto”, piensa. Lo besa suavemente y lo siente increíblemente destinado para sí.
Despacio, la mujer se levanta, envuelta en las sábanas con las que se ahorcará días más tarde y observa la mañana desde la ventana. Las hojas del olmo todavía juegan en el viento y ella, no sabe bien por qué, piensa en canciones y besos, en flores y peces que palidecen ocres en el suelo. Y ese pensamiento doloroso y bello la hace llorar.
Plena, desesperada, temerosa de amor, Yocasta se cepilla el pelo al compás del otoño.

soledad m. (amiga y colaboradora)

23.9.07

a Johny

vino hoy/

hacía mucho no venía/

entró/ entró?

llegó con los ojos secos/ los pies húmedos/

vino sin querer venir/

porque lo mandan/ porque lo mandamos buscar/

entra y sale del aula haciendo ruido/

para que se note / para que lo vean /

para que alguien lo mire /

aunque no sea más que para retarlo /

corre / corre / corre /

no lo atrapa nadie /

aunque él bien lo quisiera...



regalo de claudia m. (colaboradora secreta, amiga, compañera...)

12.9.07

Basta...

Ya lo se, lo se todo. Pero desgraciadamente para los dos, no podés entender que reaccione de esta forma. Esperás el grito, el llanto, la puteada, la pasada de boleta... Y aunque me quiebro por dentro como un fideo, te digo basta. Y es raro, pero cuando te dije basta, fue simplemente eso...

gustavo m.