La mujer se despierta lentamente y observa el cuerpo que duerme a su lado. Un tímido rayo de luz recorre la cama y las pieles con el movimiento de la vigilia: ilumina de pronto su pubis castaño y sus pezones rosados y aún turgentes, de pronto acaricia los rizos de su amante.
Afuera, el otoño reparte las hojas del olmo en un remolino dorado por el sol. Como las hojas, el cuerpo joven y amado respira profundo y acompasado, perdido en un sueño ajeno. Ella sonríe y dibuja una tetilla con una uña punzó. La mano se desliza lánguida sobre el pecho , se ahueca en vientre , recorre los muslos y enreda el vello del pubis en la concavidad de sus dedos.”Es raro”, piensa,”el amor es la geometría de un cuerpo contra otro”. Y de pronto piensa en sus labios en la boca entreabierta del joven dormido, y en el estrépito de besos y salivas. Recuerda el fragor de los vientres en las batallas del coito.
Ese recuerdo despierta un aleteo en su interior que la estremece de dudas y temor.
Su amor suspira y sonríe en algún sueño trémulo y se voltea.”Nada es más perfecto que esto”, piensa. Lo besa suavemente y lo siente increíblemente destinado para sí.
Despacio, la mujer se levanta, envuelta en las sábanas con las que se ahorcará días más tarde y observa la mañana desde la ventana. Las hojas del olmo todavía juegan en el viento y ella, no sabe bien por qué, piensa en canciones y besos, en flores y peces que palidecen ocres en el suelo. Y ese pensamiento doloroso y bello la hace llorar.
Plena, desesperada, temerosa de amor, Yocasta se cepilla el pelo al compás del otoño.
soledad m. (amiga y colaboradora)
4 comentarios:
El de la derecha es de Georgia.
Tas seguro????
Mirá, la verdad no le pedí los documentos, pero por lo menos tiene la bandera de Georgia pintada en la cara...
Es verdad!!!! No le había prestado atención a las otras cruces...
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