18.12.07

"Marito" Kempes

Sonó el despertador. eran las putas 4 y media de la puta mañana otra vez...

Su mujer peleaba con alguna vecina en sueños mientras ponía la pava y empezaba la rutina...

La camioneta, el reparto, los pedidos, las cuentas...

Sale, los pedidos cargados, el reparto obligatorio listo, la mañana esperándolo...

Pero todos sabían que la vida, esa buena vida en definitiva, no siempre había sido así... Que alguna vez fue joven, que alguna vez fue fuerte, y que en esos pequeños pueblos, aún cuando la vida te tenga preparado un escritorio lustroso, con una gran biblioteca detrás y, una poderosa cuenta bancaria y vacaciones en Carlos Paz, LA marca la dejás en la cancha...
Y ese recuerdo de juventud (Báh!! de pendejez...) era el que te iba a perseguir durante el resto de tu vida.... Los vecinos, luego del saludo de rigor, comienzan la charla en tono jocoso: - Ché Aurelio, ¡Te acordás cómo jugaba este guacho? ¡¡Qué hijodepú... ¡¡Cómo metía!! ¡¡Esos eran defensores, no estos llorones de ahora!!... ¡¡Sí!! ¡Se la pasan pidiendo tarjeta!, grita Aurelio mientras levanta el brazo como cuando amonestan o expulsan a lagún jugador... Antes lo arreglabas todo en los corners. ¿Me pateaste? En el corner te liquido de un codazo... ¿Me puteaste a mi vieja? En el corner te pido cuando caigo de saltar para el cabezazo... Era así, claro y directo... Quid pro quo...
Esos recibimientos eran un masaje en la autoestima... Ya no importaba el dolor de la espalda de levantar y bajar cajones de leche, o la rodilla en invierno... Era ser reconocido y respetado, que fuiste el temor de delanteros y mediocampista arriesgados en ir a pelearle alguna pelota, o en suicidas defensores fuera de su ámbito tratando de ganarte en el salto luego de algún corner o tiro libre de último momento...
Y como de costumbre, lo que ya pasó, vuelve como recuerdo, más grande, más fuerte, haciendote sentir otro...
El recuerdo de aquel partido definitorio contra Talleres... Y ellos que venían con una jóven promesa... Mario Kempes... "Marito" le decían al pendejo ese, grandote el desgraciado, encarador y potente, alto, fuerte... un animal!!!
Nos recagaron a pelotazos todo el partido... Con el empate pasábamos a la semi...
El recuerdo de ese corner... Era la última pelota, no podíamos perder.... El "chueco" Paz saca un tiro perfecto, una comba soñada, ni un puntazo a lo "negro maldito" Gómez, ni esas masitas que te las sacan en el primer palo, o a veces ni llegan... Cayó justo en el punto del penal (en realidad cayó en lo que debería ser el punto del penal que era en realidad un pozo de tanto marcarlo con los tapones entre árbitros y arqueros...). El turro de Battistti mete un frentazo justo, apenas mueve la cabeza, pero se arquea de forma que aprovecha la fuerza de la pelota... Apenas hace un ligera curva y empieza a caer sobre el palo derecho del "arquero" (el gordo Márquez ya no se tiraba, se dejaba caer)...
Y aquí el recuerdo te empieza a estrujar el corazón... Justo, justo, Zito dobla con la camioneta saludando sin saludar, y comienza a recorrer el boulevar Colón hasta pasar frenta a la cancha del Bell... Sobre la imagen del edificio se le aparecen las imágenes queridas... Su mamá entrando a verlo, sus hermanas, su novia... De refilón y a la pasado mira por la entrada a las tribunas y alcanza a ver el alambrado y el arco... ese arco...

La pelota no llega más... El gordo, en un acto de amos propio, se "tira" para caer graciosamente a medio metro, el buzo de algodón levantado dejando ver buena parte de su rolliza existencia, las rodilleras que le quedan en los tobillos, y todo con tanta mala suerte que se pasa... Después del cabezazo de Battistti, la pelota pica veinte centímetros antes de la línea de gol y pega en la panza del gordo, o más bien en parte de las costillas, porque apoyó los dos brazos para no hacerse torta contra el piso... Del lado izquierdo del gordo estaba, sin atinar a hacer algo, Zito el valiente repartidor de leche...
La pelota se levanta... dos, tres, cuatro, cinco metros y empieza a caer pachorrientamente... A la altura del punto del penal, pero unos metros más a la izquierda, la bestia espera su víctima... Mario Kempes mide la pelota... Le está cayendo TAN justa... La ve pasar a centímetros de su pecho para ocupar el espacio en el que su violenta y letal zurda la espera con destino de gloria: la semifinal de la Liga...
Chau Zito!!!! Tas lleno de guita que no saludás, getón!!!! Zito cruza el puente y entra al "desquiciado" centro del pueblo... Se multiplican los saludos, pero Zito no está allí... Zito está en su pasado de gloria, viajó 30 años en el recuerdo para encontrárse con otra forma de ser feliz...
El bestia, el animas ese le mete un roscazo a la pelota que cruza en diagonal el área chica... El gordo tirado (graciosamente desparramado), el resto de los defensores agazapados, mirando de reojo la acción que en la memoria de Zito es relatada por el uruguayo Morales, todo en cámara lenta... Y la pelota va... media altura y levantándose hasta los dos metros... Zito la ve venir... La mide... La frena con la mirada (mirada de loco desencajado...) La pelota empieza a cruzarlo por su izquierda y como el gran Amadeo, se tira en una palomita espectacular, digna de un bailarín para sacarla de un cabezazo... La pelota pega en el palo y sale disparada a lateral... Zito termina dentro del arco enredado...
Una mano lo ayuda a levantarse, todavía mareado por semejante pelotazo en la cabeza... Y en ese momento alcanza a escuchar: ¡Cómo me cagaste!, pero no alcanza a ver quién se lo dice... Mirando a través de la nube que se le arma en los ojos, alcanza a ver al gigante alejándose...
¡Cómo me cagaste!... Zito le arruinó un golazo a "Marito"...
Ché Zito, te pedí tres cajones... ¿Dónde estamos hoy viejo? Dale...


2.12.07

Para cagarse de risa....

Nunca conocí una persona que hiciera una descripción tan detallada de lo que me pasa le pasa al tipo argentino promedio pos-caída del muro de los 40…


No soy yo, sos vos...

10.11.07

ro

No es cómo me siento hoy, sino las cosas que me fueron pasando desde hace muuuucho tiempo... Tendría que poner la pava varias veces para ponerte al día...
Ro era una novia que amé muchísimo a los 16 años... Vivía en Córdoba en casa de mi tío y me re-enganché, y ella más... Fuí su primer novio... En diciembre del año en que fuimos novios volvía a vivir a baires y esa situación de la que hablo es de un momento en el que le dije que no quería ser más su novio... Yo era terriblemente celoso y ella también iba a sufrir... En fin... Ella quería seguir, y yo más, pero le dije que no, que rompiéramos...
Siempre veo mi vida como una gran cadena de errores y golpes, con grandes alegrías, y heridas muy profundas hasta los 27...
Curiosamente, veo la historia con ro como mi primera gran herida...
Sufrí por romper con ella y por el dolor que le causé...
Nunca más la volví a ver...
En fin...
Te preguntarás lo de los 27?
Esa es otra historia...

30.10.07

Sencillamente (Bersuit)

"...A veces me siento cruento
Al fantasear con tu vida
No pongo de más expectativas
De que vayas a cambiar
Y a veces te volvés exigente
Esperando magia en mis propuestas
Pero alguna absurda respuesta
Te vuelve a decepcionar..."

24.10.07

One Hundred Years (Gallup / Smith / Tolhurst)

"... It doesn't matter if we all die..."

5.11 Am (The Moment Of Clarity) (Roger Waters)

Then the moment of clarity
Faded like charity does
Sometimes
I opened one eye
And I put out my hand just to touch your soft hair
To make sure in the darkness that you were still there
And have to admit
I was just a little afraid, Ooooo oooh yeah
But then...
I had a little bit of luck
You were awake
I couldn't take another moment alone.

27.9.07

Edipo Dormido (soledad m.)

La mujer se despierta lentamente y observa el cuerpo que duerme a su lado. Un tímido rayo de luz recorre la cama y las pieles con el movimiento de la vigilia: ilumina de pronto su pubis castaño y sus pezones rosados y aún turgentes, de pronto acaricia los rizos de su amante.
Afuera, el otoño reparte las hojas del olmo en un remolino dorado por el sol. Como las hojas, el cuerpo joven y amado respira profundo y acompasado, perdido en un sueño ajeno. Ella sonríe y dibuja una tetilla con una uña punzó. La mano se desliza lánguida sobre el pecho , se ahueca en vientre , recorre los muslos y enreda el vello del pubis en la concavidad de sus dedos.”Es raro”, piensa,”el amor es la geometría de un cuerpo contra otro”. Y de pronto piensa en sus labios en la boca entreabierta del joven dormido, y en el estrépito de besos y salivas. Recuerda el fragor de los vientres en las batallas del coito.
Ese recuerdo despierta un aleteo en su interior que la estremece de dudas y temor.
Su amor suspira y sonríe en algún sueño trémulo y se voltea.”Nada es más perfecto que esto”, piensa. Lo besa suavemente y lo siente increíblemente destinado para sí.
Despacio, la mujer se levanta, envuelta en las sábanas con las que se ahorcará días más tarde y observa la mañana desde la ventana. Las hojas del olmo todavía juegan en el viento y ella, no sabe bien por qué, piensa en canciones y besos, en flores y peces que palidecen ocres en el suelo. Y ese pensamiento doloroso y bello la hace llorar.
Plena, desesperada, temerosa de amor, Yocasta se cepilla el pelo al compás del otoño.

soledad m. (amiga y colaboradora)

23.9.07

a Johny

vino hoy/

hacía mucho no venía/

entró/ entró?

llegó con los ojos secos/ los pies húmedos/

vino sin querer venir/

porque lo mandan/ porque lo mandamos buscar/

entra y sale del aula haciendo ruido/

para que se note / para que lo vean /

para que alguien lo mire /

aunque no sea más que para retarlo /

corre / corre / corre /

no lo atrapa nadie /

aunque él bien lo quisiera...



regalo de claudia m. (colaboradora secreta, amiga, compañera...)

12.9.07

Basta...

Ya lo se, lo se todo. Pero desgraciadamente para los dos, no podés entender que reaccione de esta forma. Esperás el grito, el llanto, la puteada, la pasada de boleta... Y aunque me quiebro por dentro como un fideo, te digo basta. Y es raro, pero cuando te dije basta, fue simplemente eso...

gustavo m.

18.8.07

Depresión (original en blogmail)

Hoy estoy un poco mejor.... Pero ayer....
Estuve mirando dos horas el video de "Mad world" de Tears for fears...
Todavía no se si es un tema pop-alegre-pavote o es un tema dark encubierto,

porque la verdad, me bajoneó más todavía...
Qué mierda todo esto de las promesas incumplidas de la adultez...

gustavo m.

8.8.07

El negro (soledad m.)

El Negro se estiró en toda su extensión y bostezó ampliamente. Una hoja amarilla se desprendió del limonero y jugueteó un rato en su aliento. Un movimiento rápido y brusco pareció despertarlo de vaya a saber qué sueños, pero no. Sólo un reflejo mecánico para espantar lo que él debió imaginar como una mosca y en realidad es el vestigio de un otoño somnoliento.

Así lo recuerdo. Como si una y otra vez la imagen se repitiera en la exacta sucesión de gestos pequeños. Como si una y otra vez el otoño comenzara en ese sitio, en ese instante.

El olor penetrante de los azahares atemperaba su modorra a un nuevo cambio en el ambiente. El Negro no podría definirlo de manera precisa pero sabía, como lo sabían todos sus congéneres, que el otoño había comenzado por una serie de señales precisas, pero sobre todo por los aromas nuevos que invadían el aire.

El cuerpo largo y macizo del Negro se acomodaba en largas siestas debajo del limonero. Le gustaban esas largas tardes aromadas de limones y hierbas. Era simple y bueno, pero solía ser feroz y temerario. Tenía el cuero oscuro y brilloso, y un porte masculino y audaz. Él y yo nacimos el mismo día y desde que sé recordar estuvo siempre conmigo.

Se trenzaba en peleas feroces y clandestinas por las que se pagaban fortunas y se lloraban algunos muertos en combate como si fueran hijos. Porque en esos galpones llenos de aserrín y con olor a orín y a vino y a sudor, el Negro y sus rivales no eran más que eso: simples huérfanos que peleaban a muerte. Y cuando esa muerte llegaba manchada de sangre y vísceras, algún hombre lloraba, no la pérdida del compañero sino la certeza irrefutable de su propia soledad.

Cuando cumplí catorce años, mi padre me llevó a ver una de esas peleas. Rito de hombres, código tácito para el comienzo de una vida adulta. Mi padre no hablaba mucho y no me había dicho a qué íbamos él, el Negro y yo al galpón de los Iraola. Ahí lo supe, de manera soez: el Negro ,mi fiel compañero grandote , mi cómplice de aventuras infantiles, tierno , bueno y juguetón , peleaba. Peleaba en un improvisado ring-side donde bullían los gritos y el dinero de la misma manera. El Negro tenía su séquito de apostadores, que pagaban fortunas por verlo en acción.

Él, entonces, se transformaba. Su semblante simple y bueno se volvía torvo y amenazante, los músculos brillosos se le tensaban, y se le erizaban los pelos duros. Daba golpes certeros e inesperados que dejaban a sus adversarios tendidos en el ring. A veces mostraba una faz casi perversa cuando les mostraba los dientes babeantes después de haberlos derribado.

En esos antros oscuros y mugrientos el Negro sólo volvía en sí cuando la pelea terminaba y se iba al lado de mi padre que lo palmeaba orgulloso, mientras contaba billetes.

Sé que nunca peleó por plata, quizás porque nunca le había interesado un fajo de papeles dibujados con los que él no sabía mucho qué hacer, o porque sabía que pelear significaba un pedazo de carne para su hambre o el ajeno. Sólo muchos años después comprendí que su expresión de dientes brillosos y babeantes era el rostro mismo de la desesperación.

No sé si fue por esa pelea que no volvimos a inventarnos las siestas junto al río o debajo del limonero, o quizás porque yo empecé el internado y me interesaban más las chicas que ensuciarme con barro o salir a pescar.

Esa tarde cuando volvimos con él y mi padre, una tristeza dulce y punzante se me había metido en el pecho. Hacía frío y estaba anocheciendo y yo sentía unas ganas de llorar irrefrenables. Algo, no sabía muy bien qué, se me había escurrido de las manos. Por momentos odié a mi papá, por haberme arrancado toda la bondad y la ternura del Negro, que dormía extenuado en la parte de atrás de la camioneta.

Esa misma noche, después de cenar, cuando todos escuchaban la radio, me acerqué al limonero del patio y lo llamé silbando bajito para que nadie me escuchara. El Negro se levantó de su sueño lento y algo lastimado y vino hacia mí con su sonrisa simple y bonachona.

Había robado de la cocina los mejores trozos de carne y un paquete de cigarrillos de mi padre. Le llevaba esa ofrenda, para conjurar ese hechizo que lo convertía en un monstruo de colmillos húmedos, y volviera a ser el mismo de antes. Le acaricié llorando su cuerpo grandote y peludo, lleno de cicatrices y heridas nuevas que intenté curarle sin mucho éxito.

Y supe, de algún modo, que ese comienzo de otoño iba a ser el último que veríamos juntos. Mientras lo veía comer vorazmente moviendo su rabo de perro gigante y bueno, yo prendía mi primer cigarrillo para vengarme de mi padre, del mundo y de mi infancia.


soledad m. (amiga y colaboradora)

7.8.07

El 1

1 (El gato)

La concha de su madre al chino… Si será pelotudo!… Se cansó de gritarle el pija: Cuidalo, pegatelé… Bajalo afuera… Cuidado que se te va… Pero si será pelotudo Dios!!! Encima, esperó hasta el último minuto para mandarse semejante cagadón!!!! Uno menos y penal para ellos!!! La concha de su madre!!! Pero juro que si no se fue a la casa, lo cago a piñas en el vestuario!! La hinchada no lo aguanta! Si le dijeron a los dirigentes que en El fortín de santa clara no tenía que entrar ningún matungo!!!!

No podemos quedar afuera y de locales… Si con el empate pasábamos nosotros… Qué pelotudo este chino pajero!

Mirá como me grita la hinchada… Vamos gato! Vos podés gato!!

Sí, vení a atajarlo vos pelotudo! En 2 minutos me vas a querer cagar a piñas!!!

Encima me vino a ver la carmencita… Divina… Y con ese vestidito floreado que me encanta… La concha de la lora… No quiero que me tenga que aguantar de mal humor hoy… Todas en contra… Si ya la tenía lista para encamarnos!!!

Puta madre, si tengo los gemelos acalambrados del cagazo… Estoy re meado loco!!!

Encima me patea el forro del rulo… Culorroto que se fue porque le pusieron 200 pesos más. Puto, vendido y traidor… Y encima gozador… Se cree tan pistola el culeado este… Cómo carajo pateaba este? Como el boludo del nacho gonzalez: fuerte y a media altura a un costado… Pero cambió cuando la mandó al carajo con Olímpico… Después pateaba como el diego… perfil para un lado y al ángulo abajo del otro lado… Pero le salía para el orto… Qué le dice al 8?? Qué me vas a desparramar vos puto, si vos, puto, puto!! Ta bien referí, pero frenalo porque de acá no salimos eh? Y vo parala puto, que a vos te voy a desparramar a sopapos…

Qué cagazo Dios, qué le voy a pegar si mide ochenta metros… Desparramar? Si no puedo moverme, Dios! Me están matando los calambres… El técnico no me pone más!!! Me tengo que tirar, pero para caerme más que tirarme, hago el amague a un palo y me hago el caído.. si total… Ya estamos al horno! Pero qué lindo cagarlo a este puto…. Pero vamos a ser realistas… Ay!!!! La concha de dios!!! No puedo moverme!!! No puedo moverme!!! Rulo y la concha de tu madre!!!!

9 (El rulo)

Aaaaaaahhhhh!!!!!!!! Eeeeh Jué!!!!! (Compró!!! Compró!!!) Vamos Atlético carajo!!!! Penal mierda!!!! Vamos rulo pijudo nomás!!! Vos si que sos macho… Já! Y ahora lo echan al pelotudo este!! Bien hecho… Mogólico, si me cagaste a patadas todo el partido. Sí, vos forro…. Andate!!!!

Y de postre el gato gomez.. Já! Si supiera… Me la cogí a la carmencita y encima lo voy a gozar en su cancha… Si estás para atrás viejo forro!!!! Ché, Torres, mirá cómo lo desparramo al viejo choto este!! Qué? Qué vas a hacer vos viejo puto… Pero si te desarmo si te agarro.. Andá a la cucha viejo trolo!!!

Uy, cómo te voy a humillar pelotudo!!! Te la voy a colgar papito… Suavecito, apenas con la puntita para que entre lento, lento... Al medio del arco para asegurar... Como Abreu en la copa América a los brasileros…

Te voy a desparramar como un flan y voy a pasar al lado tuyo al trotecito para ir a tirarle un besito a la carmencita… Qué yegua esa… qué tetas...

Y encima en cancha de ustedes… Ahí se van a arrepentir y van a decir: cómo no le tiramos 200 mangos más al rulo??? Van a pedir perdón forros!!! Ya la pensé… Se la cuelgo al acabado éste y me voy a la tribuna a pedir perdón… Total? Vamo a ver si compran como el juez estos forros…

Vamo rulo eh!! Vamo… Ahí chifló! 1… 2… 3…

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -

Y como en sus épocas de gloria, el fortín de Santa Clara explotó en un solo grito:

Ga-to!!! Ga-to!!!!



(Para la amiga y colaboradora soledad m.

Sí, te afané a vos...)

El peronismo

En el movimiento las cosas son simples, viste…. Podés tener mil título y importa un carajo. Acá lo que pesa son otras cosas. Tener huevo. Eso importa. Tener aguante. Porque ojo, los trosko son preparado eh? Son gente léida, y se la bancan, pero dicen boludece nomá. En la última movida le sacamo 250 en negro a lo gerente de la fábrica y los tíos rompían las pelotas. Que en blanco, que la obra social, que la revolución… Que te parió boludo… A ver si vos fuiste a apurar al ronco gonzález a la salida para que no nos botonée más… O ustedes pelotudos se cargaron el auto del gerente… O le hicieron sorete las gomas a los autos de los de personal… Ahí no los vimos. Tienen huevos, pero también son huevones…

Si lo que queremos e poder salir el domingo con la patrona y los pibes a comer una pizzas, comprarle la profesional al pibe o que la nena tenga la bici...

La revolución es para ellos, no para nosotros.

Cuando terminamos el laburo, ellos se van en colectivo a sus casas y nosotros bordeamos el campito de al lao de la fábrica pal barrio. Ahí tampoco los vimos… Nos cagamos a piñas para pedir el agua pal barrio y no aparecieron…. Huevones… Ahí los cumpa son de fierro. Después te vienen a buscá pa las elecciones, pero se la juegan. Si necesitás guita o no llegás con la boleta de luz, te tiran unos peso y no te piden nada…

Ademá, la verdá ¿Cómo no ser peronista? Si el general nos dio todo. Nos dejó el país y algunos pelotudos lo entregaron… Encima los milicos nos hicieron mierda... Pero ser peronista es… es tocar el cielo con las manos… Somos la mayoría loco!!

Pero ojo… no cualquiera tiene huevos para tener banca en el peronismo… Sabés cómo te das cuenta?? Pa ser buen dirigente podés tener todo, pero lo mejor es el apellido… Tiene que terminar en vocal… esas,… las que no son ni a, e, i, o ,u… Entendés? Si termina en esas letras son una cagada… Te explico. Perón… Ves? Termina con N… Un maestro. Además vos decís peronismo y es más natural que el agua… O decís Menem… Entendés? El turco fue medio hijo é puta, pero es vivo. Eso no se lo podés negar. Se viste bien, le gustan las minas bien abundantes, carnosas, chupa bien… Un hijo de puta, ¡y que peronista! Ves? Además cierra. Termina con M, y salieron los menemistas... Y ahora el bizcocho… Es medio loji, pero tampoco es un pelotudo como otros… Ves? El bizcocho termina con R… Kirner y tenés kisneristas… Qué pedazo de hijo de puta…

Entendés porqué le fue mal al forro de delarrúa??? Termina con a.. Te imaginás uno que diga ser delarruaista??? Imaginate un cartel… delarrúa conducción… Qué va a conducir ese pelotudo!! La concha de su abuela va conducí ese boludo!!!



(Al maestro Fontanarrosa... Perdón por el afano que sólo sabrán reconocer los que lo leyeron...)

31.7.07

Silencio a dos voces (soledad m.)

ÉL

Ella tiene la boca y la lengua llena de piercings, una remera que dice “Bad excuses” y unos grandes ojos embadurnados de rimel.

En realidad, no sé precisamente qué quiere o a qué vino, porque llevamos exactamente treinta minutos de sesión y…, desparramada como está en ese sillón, lo único que hace es llorar. Tiene un llanto quedito, chiquito, silencioso.

Trae puestos unos borceguíes negros que quedan bastante desprolijos con esas medias corridas y esa pollera a cuadros, pero que, por otra parte, no puedo dejar de mirarlos. Son toscos, pero deben de cubrir unos pies pequeños y blancos como los de una geisha.

Seguramente he soñado esos pies en otra ocasión en que no eran mucho más grandes que ahora. Intento detener el llanto ofreciéndole un kleenex y diciéndole que estoy aquí para ayudarla, pero parece que es peor, que en vez de detener el llanto lo exacerba. Me acepta un pañuelo de papel, y comprendo dolorosamente cómo me atraen sus pies y todo su pequeño cuerpo, el bad excuses de su remera desfigurado por unos pechos redondos y plenos, y le digo que no tema, que puede confiar en mí, y que esto, como es nuestra costumbre, no sale de acá.

Ella me mira con una mirada extraña, ha dejado de llorar. Saca algo de su mochila negra que la penumbra no me deja ver y luego el fogonazo, la luz, la nada.


ELLA

Hace media hora que no puedo parar de llorar, no sé cómo explicarle esto que me pasa. Me da mucha vergüenza, porque si ya desde antes esto me asqueaba ahora es peor. Hace un mes y medio que lloro y lloro a escondidas, y él, como si nada, mirándome las piernas, qué mirás degenerado seguro te importa un pito lo que me pasa.

No sé cómo decirle, no sé qué va a responderme, en realidad no creo que le importe mucho, Soy una más de los que vienen acá, tanto loco suelto y yo acá, cuando tendríamos que estar en otro lado. Tanto silencio acumulado en estos años. Cómo duele tanto no decir.

Me mira con su aire profesional, escudado en sus lentes y en vez de abrazarme de decirme qué te pasa, me ofrece un kleenex el muy hijo de puta. Un kleenex, lo único que puede darme, podés creer. De repente noto que sigue mirándome las piernas y que me está mirando las tetas de una manera descarada, y se me agolpa toda la bronca. El atraso de un mes y medio, el miedo, la vergüenza de mirar a mamá, las noches sin dormir, la sombra en la puerta del cuarto…

Se acerca y me dice que esto no sale de acá como es nuestra costumbre y sé ahora, que no vale la pena llorar, que no entiende todo este silencio. Por eso saco la 22 de la mochila y hago un orificio rojo y perfecto en el medio de su frente. Un orificio grande y perfecto. Como el que llevo dentro de mí.



soledad m. (amiga y colaboradora).

27.7.07

Príncipe Batracio (soledad m.)

¿Alguien conoce al Príncipe Batracio? ¿Alguna supo descubrir alguna vez ver aquel caballero de blanco corcel detrás de la viscosa piel de un sapito?¿Tuvo alguna la osadía de besar esa gran ,graan bocota húmeda y putrefacta para salvar a un pobre príncipe heredero?¿Ah, se animarían?

Mírense detrás de sus revistas de moda, las ideas bajo los secadores de la peluquería, sí, perdiendo el tiempo en boberías y en chismes y en sacarse los novios y limarse las uñas y mostrar los colmillos en cuanto aparece una más joven. Quién sabe cuántos príncipes batracios mueren en las noches de verano croando su amor y ustedes ni enteradas. No saben de la poesía batracia, ni de su misterio. Tanta canción de luna y camalote que no llega a sus sordos corazones. Frígidas todas.

Menos yo, que una vez me encontré a mi Príncipe Batracio, no me acuerdo si fue tras el portón del patio de mi casa o en el jardín zoológico cuando fuimos con Andrés y los chicos. No, fue en el zoológico, sí, me acuerdo bien. Ese Andrés, pobre, tan bobo….ni cuenta se dio.

Cuando Príncipe Batracio y yo nos miramos el mundo dejó de existir y fuimos el uno para el otro. Tan quietito, entre camalotes y agua verde. Tan sereno e impoluto en el agua estanca y olorosa…

Los chicos corrían, pegoteaban sus manos con algodón de azúcar en la campera de Andrés, se agarraban de los pelos, mientras mi príncipe y yo nos transportábamos el uno hacia el otro.

¿Cómo nadie lo vio antes, cómo nadie se percató de ese sapito de ojos oscuros parado en la laguna de los flamencos? ¿Nadie vio su corona dorada de papel de chocolate brillarle sobre la testa? Nadie, sólo yo, fui elegida y caí bajo el hechizo de su boca sensual y majestuosa. Porque el amor verdadero es así: se está destinado o no. Y sucede, simplemente.

Me lo llevé con mucho esfuerzo, después de sobornar al guardián de los flamencos para que me dejara entrar en la laguna y liberarlo de esos barrotes rosados y frágiles. Costó mucho convencer a Andrés de que era una mascota para los chicos. Lo deposité suavemente en la cartera, en la funda del celular para que fuera más cómodo y calentito.

Por la noche, le rogué a Andrés que durmiera en el sofá y me llevé a Príncipe Batracio a mi cama. Ninguna de ustedes sabe, ni sabrá nunca, bajo esas pelucas de metal rosado que les queman las neuronas, de la exquisitez de la boca de un príncipe moro, de sus labios carnosos, de su piel morena y sibarita, de su hambre de mí, de los rincones de sus tatuajes que bailan entre sus músculos, de su orgasmo susurrante y masculino, cuando deja atrás su piel viscosa y moteada. De su rara mirada negra como una noche sin estrellas, de los aros que encadenan su nariz a este hechizo.

Andrés no lo supo nunca: es más, cansado del sofá, de mí y de mi amor por Príncipe Batracio, se fue. Nunca me entendió brillante como una luna en el Bósforo por las mañanas, cuando, mientras hacía las tostadas, recitaba poesías eróticas en idiomas extraños que ni yo conocía. Me miraba con el café humeándole en las narices nublando sus ojos desencajados. Durante unos meses, meneaba la cabeza resignado y partía a trabajar. Me creía trastornada o enferma y me aconsejaba tratamiento psiquiátrico.

Después, se enojó, chilló, pataleó, se fue con otra, volvió, imploró su amor, y yo, ni. ¿Cómo puedo cambiar a mi Príncipe Batracio? ¿Cómo olvidar su verde piel húmeda transformarse en terciopelo oscuro e insaciable por la noche?

Ahora estamos mejor, tenemos un cuarto y la dicha entera para nosotros. Nos gustan los atardeceres de verano, cuando el ocaso se enrojece de vergüenza ante nuestros besos y el croar de mi hombre-sapo se transforma en sibilantes obscenidades foráneas que me dice al oído.

Nadie nos entiende, ni los enfermos ni los doctores. Y es lógico: porque no tienen el coraje ni la fantasía de nuestro amor. Y los médicos trabajan para que sus mujeres quemen la poca inteligencia que les queda en la peluquería y se ensordezcan con los chismes y las revistas de moda. Y así, el corazón se les endurece y miles, millones de príncipes sapos mueren en los charcos cantándole a la luna en vano. Porque no los escuchan y no pueden salvarlos.

Por suerte, yo iba poco a la peluquería, no lo soportaba. Y aún así llena de canas como estoy, Príncipe Batracio me mira como si yo fuera su Rapunzel. No le importa nada de mí, más que yo, desnuda e íntegra, impoluta y transparente como una hoja en el viento, como un barquito de diario en el Bósforo, que es así como él llegó hasta acá. Para buscarme.

Mientras tanto, en voz baja y susurrante, soy el centro de los chismes: dicen que estoy obsesionada psicóticamente con un animal, un raro caso de zoofilia, dicen. No saben nada y cambian la medicación constantemente.

Dicen que a la noche se escuchan mis gemidos. Y claro, no son sólo míos.

Pero no entienden. Rara la persona acá adentro que se anime al amor. Rara. Yo nada puedo hacer para convencerlos de algo que no sienten y no escuchan: el latido de su propio corazón. Tan parecido al croar de un simple sapito por las noches de luna llena.



soledad m. (amiga y colaboradora)

15.7.07

Fulbo

Domingo. Me avisan que el partido de la sexta fecha empieza a las cuatro de la tarde.
Eso significa que empieza a las cuatro y cuarto y termina tranqui a las seis y cuarto.
Me dió un poco de miedo pensar que jugábamos a la misma hora que la final de argentina con brasil.
Salí un poco antes. Pasé a buscar a gustavo f.
Cuando llegamos estaban terminando de jugar el segundo y el tercero del campeonato. Esperamos. Lentamente, a cuentagotas, fueron cayendo los nuestros.
Estábamos los once y dos suplentes....
Pensaba en lo poco que me importaban TyC, canal 13, CTI, y tooooodas las marcas que me dicen que la selección es más importante.
No cambio mi partidito de los domingos con los muchachos por nada. No quería perderme las cargadas de mis compañeros cuando cierro mal una pelota, o cuando el siete de ellos me pasa como alambre caído y me salva el vasquito...
Porque lo que pasa es simple de explicar... No cambio a mi equipo por ninguna final....
Nosotros jugamos al fulbo...
Eso es lo que pasa...
Como si tuviésemos ocho, diez, trece años jugamos a la pelota, jugamos al fulbo...
Y la verdad, eso no lo cambio por nada...

4.6.07

Quién soy yo?

Si bien nunca pude responder con certeza tamaño interrogante, las personas con las que me relaciono han podido hacerlo con relativa claridad ...
Por ejemplo, en muchas reuniones sociales, al verme entrar y luego de un murmullo general, siempre se escucha una vocecita que dice: Esún pelotudo!...

L

No soporto a los buenos perdedores...

28.5.07

R.

Y cuando la enfermedad le ganó la última batalla, un día volvió en sueños y llorando me dijo: -Que no le falte lo que yo podría haberle dado. Que no deje de ser quién podría haber sido conmigo a su lado-.
Mucho tiempo me dio vueltas la idea, hasta que junto con los juegos en red, la tele y lo obse de la escuela y la lectura, empezaron a aparecer las caminatas por la costa del río, el yoga y los dibus con acuarelas...

Una duda - Una certeza

Y le dije: - ¿Pero si agarrás mucha guita, qué es lo primero que harías? -
Con seguridad me contestó: - Le compro un departamento a las chicas. -
Me/le pregunté: - ¿Y con esta casa? -
- No sé. Ahora me gusta como está. Pero estamos muy encajonados, no hay vista. -
Como soñando despierto dije: - Podríamos tener una casita en ese lugar que nos gusta, y tener esta como base aquí en la ciudad. -
- Séeee… -
- Y podría irme allá cuando me pongo tonto... - Lo dije casi con una agresividad rutinaria. Esperaba una dulce parada de carro.
- O te quedás acá… - me dijo, como quien no registra la carga en lo que el otro dice.
- O irte cuando vos te ponés tonta… -
- Séee… - Ya un poco distante.
- Lo único que tendrías que avisar antes de venir... - Le dije como para seguir atacando como perro viejo.
- O avisar vos antes de venir… Bah! Depende con quién esté “el clavito”…supongo que el que lo tenga no podría andar haciendo “cosas”…-

Y me partió al medio.
El golpe me dejó sin defensa…

En realidad esperaba algo así como: - "Dejá de decir esas cosas" o "no te hagas ilusiones, yo quiero estar siempre con vos" -
O una pequeña amenaza…
Sólo confirmó lo que para mí es una duda (una certeza) que me come.


Tal vez algún día ya no estemos juntos…

La mamá y el papá de R.

Porque a eso se habían reducido después de los roces, los desencuentros, el desinterés y las peleas. Ya no eran una pareja, sino la mamá y el papá de R.